domingo, 4 de marzo de 2012

Pequeño tesoro

Quién no está enamorada de algún objeto? Esos que nos inspiran, alegran y producen admiración.
A mí me pasa con una nueva adquisición que ando disfrutando de ese modo.
En este caso tiene que ver con mi paso por Villa Gesell.
Allí está el tradicional Paseo de los Artesanos, lugar que cuando lo descubrí hace unos años me pareció interesante. El tema fue que los años pasaron y el paseo siguió mostrando y ofreciendo lo mismo. Sin actualización, sin novedades.
Hasta que uno de los locales, no me acuerdo su nombre, sacó a relucir objetos textiles muy coloridos, que me desviaron los ojos como si hubiesen sido imantados. No pude dejar de admirar la cabeza y las manos de las artesanas responsables de tanta destreza!



Acá hay miles de minipuntadas sosteniendo tres telas. Y esas telas  fueron cortadas con una técnica, para mí, sobrenatural.
Cómo puede haber gente tan prolija y paciente???????????!!!!!!!!
Y que hace cosas tan bellas?????
Son las artesanas de la etnia Kuna, de Panamá, las que hacen estas molas perfectas. Y yo las encontré en Gesell!

Fue así como, luego de pasar mis ojos por toooooodas las molas del lugar, tomé en adopción uno de esos pequeños tesoros.

Hoy es el estuche que contiene mis agujas de crochet.





Ahora, cada vez que lo tomo, lo llevo, lo traigo, siento que estoy transportando un objeto precioso, lleno de historia y sabiduría. Tengo pánico de que llegue a manos poco cuidadosas que me lo puedan dañar!

Y como con todo, ahora quiero más. Quiero almohadones de molas, monederos de molas, todo!
El tema es ver dónde conseguirlas... Alguien tiene alguna pista?







viernes, 10 de febrero de 2012

Bosque para todo

Hace rato que descubrí en Mar de las Pampas un lugar muy afín a mi ritmo y preferencias.
Un lugar lleno de verde, que no pretende convencerme con publicidad de ningún tipo, con gente que respeta la naturaleza y la engrandece. Esta gente hace de la lentitud un ritual que deja lugar a la contemplación y exaltación de los sentidos. Nada mejor que despertarse sintiendo olor, mucho olor, a pinos y eucaliptos. Los caranchos, las torcazas y otros que desconozco su nombre, conviven con nosotros, efímeros visitantes, con total generosidad.
¿Qué mejor entorno que éste para disfrutar y crear?
Y así es que salen cosas de todo tipo.



Mi tira de flores africanas tiene, sin habérmelo propuesto, los mismos colores que mi bolsito de agujas y otros enseres, que me regaló la talentosa Ceci Koppmann.






Mi bufanda de muchos flecos se confunde con los colores del entorno.







El café que, modestia aparte, es la especialidad de la casa, es más rico bajo los pinos.







 Por supuesto, también cocinar es más grato si lo hago en el bosque.
 Puedo hacer 20 tartitas sin siquiera darme cuenta.









Hasta una simple lluvia merece ser retratada.







Y ahora viene mi duda: ¿Cómo se hace para convivir el resto del año con edificios, semáforos y apuro constante? Estos veranos me enriquecen, pero también me hacen cuestionar muchas cosas....














miércoles, 8 de febrero de 2012

Verano inspirador

Marido con trabajo estival.
Familia instalada en la costa.
Qué se puede hacer 50 días sin mis cosas, sin mi placard de lanas?
Como soy de esas que disfrutan de la casa, no me quedó otra que mudar una parte de ella conmigo.
Del placard de lanas transporté unos 6 kg de mi valiosa materia prima.
Por fortuna nuestra costa atlántica nos regala días cálidos pero perfectamente soportables, salpicados de alguna noche fresquita para recargar pilas. Mal podría tejer en Buenos Aires, durante estos días de ola de calor permanente!
Así que hice honor a los benificios climáticos y mis agujas no han descansado en absoluto.


Tejí en la playa





En el deck.





En la hamaca paraguaya.





Hace unos días publiqué esta foto de lo que hasta ese momento era parte de una manga.






Y hoy se convirtió en esto:






Lo que tejí en la hamaca fue un gorro estilo marroquí.








Un super chaleco lleno de garbanzos.







 Un día me di una vuelta por Mar del Plata y, de visita por Malén, me compré unas lanitas por si me quedaba sin provisiones. Hasta ahora se han convertido en esto.





Y juro que hay más cosas todavía.

Viva el verano inspirador, el clima benevolente y las ganas de crear!!!!